Tuesday, January 29, 2008

Sentidos opuestos



Y no se trata del grupo noventero...
Sabrá Dios dónde traeré la cabeza, pero por despistada hoy me pasó algo que, de no haber sido porque seguro tengo un angelote cuidándome, habría podido terminar en tragedia.

Salí tarde de trabajar, no fue un día muy bueno, me hicieron enojar mucho, y todavía más tarde del estacionamiento por una plática que tuve con quien se ha vuelto mi casi confesor (pobre de él, lo que tiene que aguantar), en fin...

Iba en el coche por Gabriel Mancera. Pretendía darme vuelta a la izquierda en Eje 5, en eso, convencida de lo que estaba haciendo por ir pensando en no sé qué (bueno, sí sé), decididamente me di vuelta a la izquierda ¡¡¡¡¡¡PERO EN EJE 6!!!!!! ¡¡¡NO MAN-CHES!!! Juré que se me venía el escuadrón completo encima cuando vi a todos los "equivocados" hacia mi. Las luces me encandilaron, pero afortunadamente alcancé a reaccionar a tiempo, di el volantazo y regresé a mi camino. ¿Asustada? ¡Qué digo asustada! No podía creer que me había pasado eso, ¡he pasado mil veces por ahí!

Finalmente no pasó del susto y viví para llegar a mi casa a contarles.

Parece que últimamente voy en sentido contrario en varios aspectos, a lo mejor tampoco en todas las situaciones está mal hacerlo, pero ésta no la recomiendo.

Monday, January 21, 2008

Problemas de convivencia

Hace apenas un mes que tengo roommate después de un año y medio de vivir sola. Cuando llegó, aunque no estaba del todo convencida, me emocionó la idea de tener una compañera.

Los primeros días su comportamiento fue medianamente bueno, digamos que comprensible.

Desde el inicio pude ver que teníamos reglas de higiene muy distintas, a ella no hay piso que le alcance para ensuciar y le da igual vivir entre malos olores. En cambio a mí, si bien es cierto que no soy la mujer más ordenada del planeta, jamás me ha gustado vivir en la suciedad, no lo soporto, y amo los aromas a limpio.

Como buena anfitriona, me esmeré por darle un buen recibimiento, le acondicioné un lugar para dormir, le compré comida y hasta juegos para entretenerse en sus ratos libres. Jamás ha pasado hambres porque siempre he estado al pendiente, aunque creo que no hay comida que la tenga satisfecha, devora todo, y cuando digo todo ¡ES TODO! Lo mismo le da un cómic olvidado de los X-Men, que unas pantuflas, un par de tenis, mis plantas que tanto me gustan, mis manos, mis pies calzados o desnudos, o la “maravillosa” comida que hacen los señores de Pro Plan, la cual, por el precio, pensé que le bastaría, pero nada es suficiente y ella no encuentra la diferencia.

Los días de felicidad en que creía que la convivencia cada vez iba mejor se fueron quedando en el olvido, ella se volvió una rebelde sin causa que hasta el día de hoy no puedo parar. Hasta donde yo sé es bastante pequeña, eso me dijeron y yo lo creí, pero ahora está instalada en una maldita etapa de rebeldía cual si fuera adolescente en pleno divorcio de sus padres.

Nada de lo que dice la madre tiene sentido, mucho menos genera respeto, y por supuesto siente que sólo estoy a su servicio para cuando a ella se le antoje desordenar, comer, asearse, gruñir o jugar.

Aprendí a quererla desde el principio, no es un acto que me cueste trabajo, y la verdad es que el cariño ha ido en aumento, creo que es mutuo. Ni siquiera importa que mida lo mismo que mi pie, ella es mi guardiana y me cuida.

Lo que no cuida nada son sus modales, está decidida a lograr que la acepte tal como es… con defectos y virtudes, con amor y desamor, suave como gaviota pero felina como una leona, tranquila y pacificadora pero al mismo tiempo irreverente y revolucionaria, feliz e infeliz, realista y soñadora, sumisa por condición, más independiente por opinión ¡porque soy mujer! ¿Ah no verdad?, ese es otro post. Total, ella no es mujer, de hecho ¡es una perra! Tal como lo leen y sin afán de insultar.
El punto es que, como les decía, está dispuesta a lograr que la acepte tal como es más por agotamiento que por convencimiento, porque no existe nada que la canse de hacerme fechorías, y hoy me hizo la peor…

Entré a mi casa y muy quitada de la pena salió a recibirme, cabe mencionar que (EN TEORÍA) no se puede salir de “su cuarto” a menos que yo le abra, pero encontró la manera y antes de que yo llegara se dedicó a regar por toda la sala y el comedor (que tampoco es que midan 100 mts2) la tierra de mis queridas y ya casi desaparecidas plantas.

Todavía que entré en shock y empecé a dar de gritos, la muy sinvergüenza me dio la cara y se sentó a verme enfrentándome con una mirada que yo interpreté como:
-¿Tu qué onda? ¿Ya te vas a poner blandita? Porque ésta también es mi casa y yo aquí también dispongo… ¡Ah! Y hazle como quieras, pero después limpias.

Mis gritos no fueron suficientes, la quería asesinar en ese mismo instante (mi querido amigo Inphi sí tenía razón cuando escribió que todos llevamos dentro un asesino en potencia), pero reaccioné a tiempo para demostrarle quién manda en esta casa.

Ahorita mismo está castigada sin poder salir, y durará así un buen rato. La iba a dejar sin cenar, pero me pareció una medida extrema, no puedo negarle a nadie el comer cuando es uno de mis máximos placeres, hasta tiene suerte de tener una madre adoptiva con valores arraigados. Lástima que yo trabaje todo el día para poder darle lo mejor y que ella, a su edad, no pueda entender que todo es por su bien.


My little ¿princess? Leia

Wednesday, January 2, 2008

Tengo pasta para remediar los males


Hay quienes aseguran que mis dotes culinarias son bastante buenas. ¿Y quién soy yo para desmentirlos?
Pero más allá de eso, creo que tienen propiedades extras para alivianar infinidad de situaciones, ánimos, momentos, etc.
Dicen que las penas con pan son menos y debe ser cierto, por lo menos para mí ha tenido sentido.

Desde que empecé a cocinar, ya hace algunos años y por entrenamiento de mi maravillosa (no sólo en la cocina) madre, supe que tenía ciertas habilidades para hacerlo, y aunque no soy una profesional, sí tengo buena sazón y capacidad para inventar, teniendo eso no necesitas más en esas artes.

Hoy, platicando con un querido amigo, caí en la cuenta de que mi manera de apapachar a la gente que quiero es cocinando para ellos, y me vinieron a la mente una cantidad de recuerdos que me lo confirman.

No importa el tipo de situación o sentimiento presente. Mi cocina siempre ha estado dispuesta a cooperar y poder aliviarles la cruda, malestares generales, malestares sentimentales y enojos, sin dejar de lado hambres naturales que no son menos importantes.
Algo pasa que la cara y el humor les cambia. No hay mayor felicidad para mí que ver el placer que la comida genera, sobre todo si sé que lo preparo especialmente para eso.

El top 5 se lo disputan la pasta "receta secreta", los chilaquiles, los camarones "estilo aguachile", el espinazo de cerdo en salsa sorpresa, y el flan, creo yo, aunque tengo un fan de los taquitos de lechuga. Pero que juzguen los conocedores.
En fin, mi cocina siempre está abierta y yo dispuesta a remediar todo tipo de males. A cambio, me conformo con ver la transformación.